Estos días se está hablando del interés del Real Madrid en
formar parte de la NBA en un futuro cercano. Esta es una de esas historias
recurrentes, uno de los temas de relleno típicos de la prensa deportiva y de
tertulias de café más cercanos al ámbito del fútbol que del baloncesto, pero aun
así y todo, vamos a analizarlo aunque solo sea por puro divertimento.
Tratemos por un momento de introducirnos en esa cabeza de
dirigente deportivo blanco justo antes de estallar al tratar de entender
términos como "limite salarial" o draft.
Cómo se adentraría en un estado de profunda estupefacción al ver como la organización
americana le explica que los intereses colectivos de la liga en su conjunto tienen
que estar por encimas de los de las franquicias que la componen. Cómo solicita
la intervención de la OTAN para acabar con la deriva bolivariana del
comisionado Silver y sus secuaces en las oficinas neoyorquinas de la NBA
empeñados en un reparto equitativo del dinero de la televisión y demás ingresos
comunes.
El todopoderoso Florentino se haría cruces ante la idea de
no poder comprar a Duran o a Cousin salvándoles de sus destierros en ciudades
pequeñas como Oklahoma o Sacramento. ¿Qué clase de organización trata a todos
sus miembros como iguales? Tampoco el aficionado medio, de origen balompédico a
menudo, entendería que no se internara en un psiquiátrico con urgencia a un general manager que pretendiera hacer un
equipo ganador a tres o cuatro años vista. Que no pasa nada por ser uno de los
peores equipos de la liga porque eso puede ser la clave que haga que gane un
anillo en unas pocas temporadas.
En definitiva creo que se trata de un proyecto utópico y que
nos tocara soportar a los equipos futboleros durante bastante tiempo, al menos
hasta que la Euroliga quiera.
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