Foto: CB Gran Canaria SAD |
El puesto de presidente de un club de baloncesto con equipo en la segunda liga profesional del mundo se antoja sin duda un cargo importante dentro de este mundillo. Sin embargo, presumible presidente claretiano saliente, Joaquín Costa, era visto por parte
de todos como un títere del verdadero jefe en la sombra del club; su vice y
Consejero de Deportes del Cabildo grancanario Lucas Bravo de Laguna, hacedor de
todo en la entidad y responsable de la ridícula y patética politización del
equipo.
Lucas Bravo de Laguna se comportó, en todo momento, como si
él fuera el dueño del club y no el Cabildo de Gran Canaria. Con un
intervencionismo nunca visto hasta el momento, dada su nula formación al
respecto, el ex-cosejero tomaba medidas personalistas desoyendo a los técnicos,
repudiando a la dirección que no le seguía (con el despido improcedente de Himar Ojeda para colocar a su "afín" Alberto Miranda). Convertir en
enemigo del equipo y deseoso de una debacle amarilla a todo aquel que osara
discutir cualquier designio que tomase él fue algo habitual. En las redes
sociales solo empeoraba la ya esperpéntica situación.
Costa intentó tomarnos por tontos, algo habitual en nuestros
días, con explicaciones absurdas y asunción de responsabilidad en la decisión,
contra la opinión del responsable deportivo Berdi Pérez, de la no continuidad
de Pedro Martínez (no renovado como represalia política). De este modo solo
subrayaba la subordinación al poder infantil que ejercía Bravo de Laguna Jr.,
que lo había colocado en esa incomoda, pero deseada, posición.
Foto: La Provincia |
Esa es, desde nuestro punto de vista, la situación de la que
debe huir el nuevo previsible presidente. Un grande del baloncesto no ya
canario, ni siquiera nacional o europeo. Miguel Ángel "Miguelo"
Betancor es un referente del balón naranja a nivel global. Uno de los mejores y
más respetados árbitros del mundo. Un tipo que no necesita demostrar a nadie
que tiene una personalidad a prueba de “Barkleys”
(recordamos la grandiosa técnica al “gordo” por preguntar por sus orígines serbios
en la final olímpica de Atlanta) y además con una excelente formación: es, ni
más ni menos, que Catedrático de Escuela Universitaria de Teoría e Historia
Educación en la ULPGC, ejerciendo en el pasado como profesor de Historia en
secundaria y actualmente como profesor universitario (Aquí puedes consultar su CV). No sería, en ningún caso, el típico enchufado sin formación.
Ahora su misión será dejar claro que las decisiones se toman
en las oficinas del club, no en el Cabildo o en la sede de algún partido
político. La misión de estos debe ser la supervisión y asegurarse de la
implicación social de la entidad, manteniéndose ajenos a las decisiones
deportivas. No tenemos razones para no creer que será así.
Suerte Miguelo.
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