La semana pasada escribía sobre el posible nuevo entrenador del
Gran Canaria, una especie de quiniela con un nutrido número de nombre; pues
bien como cabía esperar fracasé estrepitosamente. Mis fuentes serán
escarmentadas convenientemente y no descarto despidos fulminantes que
ejemplaricen a futuros informantes —incluidos los inexistentes, como es
el caso—.
El tema es que el elegido es un veterano, un clásico y no me
refiero al que los más viejunos recordarán como ese peludo “corta rollos”
que nos mandaba a la cama de pequeños —la verdad es que a mí me mandaban a la
cama en blanco y negro, si bien mis progenitores entendían que la madrugada no
tenía nada de malo para mi tierna mente infantil—.
Si, el relevo de García Reneses será Casimiro, Don
Luis, no el peludo personaje de dibujos, aunque entre la afición grancanaria su
llegada a caído igual de bien que lo hacia el monstruo pelirrojo.
No comparto el pesimismo
preventivo de la mayoría. Casimiro además de una dilatada carrera tiene un currículo
digno. No está al nivel de Aíto García Reneses, casi nadie lo está, pero ha
ganado una liga ACB y con el Manresa, no con ningún grande — ¡ay aquellos
bellos tiempos en los que ocurrían cosas tan maravillosas como esa!—.
Ha tenido batacazos, como casi todos, y en comparación a algunos
entrenadores que sonaban, su prestigio, al menos para el público en general, es
inferior. Así todo no es el momento de dejarse vencer por el desaliento, otras
veces nos hemos tenido que rearmar, casi siempre con éxito.
Ya es hora de cerrar fichajes
y amarrar a los que aún están entre nuestras filas. Berdi Pérez ya tiene con
quien departir. Así pues... manos a la obra.
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