Es terrible, aterrador… hasta a Piqueras le cuesta encontrar
una adecuada definición para tan espantosa situación: estamos sufriendo una
plaga de expertos en baloncesto.
Partamos de la base de que, el que escribe estas palabras,
dista por mucho de ser experto en baloncesto… aficionado con aspiraciones como
mucho. Obviamente esto no me incapacita para opinar, pero siempre es bueno
hacerlo desde cierto desenfado y, muy especialmente, desde la modestia más
profunda.
Durante el, sin duda, mejorable comienzo de las olimpiadas
por parte de la Selección Española Masculina de baloncesto, las críticas
destructivas, ácidas, incompasivas fueron torrente en las redes sociales (en
especial en Twitter).
Se trataba a Ricky casi de paquete, se dudaba del nivel de
tantos, de falta de implicación e incluso de que Calde no quería “hacer equipo”
por no brincar en no sé qué triple. Dudar de su calidad, de su actitud, de todo…
Pero más allá de las críticas en contenido, lo peor era el tono. Cómo ya hemos
tratado anteriormente en este blog, la falta de empatía, de comprender que, más
allá, de estrellas del deporte son personas con sus problemas, luces y sombras, es asombroso. Les tratamos como si fueran seres incapaces de sentir. (1)
Es obvio que Ricky Rubio tiene un problema con el tiro
exterior. Lo sabe él, lo sé yo y lo sabes tú. Lo sabemos todos. Pero aun así es
un jugador simplemente impresionante, que va tres pases por delante del resto
de jugadores y que es capaz de jugar a una velocidad que llevaría al colapso a
muchos.
¿Qué decir del resto? Cuando por fin se ganó contra Lituania
se vino a insinuar que poco más o menos los lituanos se habían dejado. Un país en
el que el basket es, por mucho, el principal deporte se dejó ganar contra uno
de los favoritos y por cincuenta, ni más ni menos. Hasta en una victoria
aplastante se duda de ellos.
La realidad, más allá de la afición a la crítica fácil y despiadada,
más allá del concurso de “a ver quien dice la burrada más gorda”, es que este
equipo puede perder en cuartos de final y aun así estar absolutamente seguro de que jugando al nivel que lo hizo ante Lituania o Argentina sólo EE.UU. nos
puede parar. El principal problema de este grupo es ser capaz de alcanzar su
nivel, superando la edad (que pesa), los picos de feeling con el tiro y demás.
Francia saldrá con el cuchillo entre los dientes, la derrota
en el EuroBasket les dolió una barbaridad y desde luego querrán echarnos más,
incluso, que pasar ellos. Será un auténtico partidazo casi con toda seguridad y
un enorme placer disfrutar de semejantes equipos.
Podríamos pararnos, disfrutar del espectáculo, del deporte
que amamos y dejar la actitud “tertuliano” para otra ocasión mejor.
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1.- Permítanme adelantarme al típico comentario “cuñadil”
de “más problemas tiene un señor que trabaja doce horas para dar de comer a su
familia” porque es bastante pueril. Sí, obviamente ser jugador de basket
profesional es una situación de absoluto privilegio, ganan un pastizal haciendo
un trabajo que les encanta. No obstante, como todo ser humano pasa por
situaciones personales y profesionales desagradables. No ser un esclavo del
sistema no te convierte automáticamente en la felicidad constante y además, ser
deportista profesional no es precisamente el trabajo más fácil del mundo.
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