En este post se me hace extraordinariamente complicado ser
objetivo pero, como cualquier lector entenderá, un blog no es un lugar al que
uno acuda en busca de objetividad informativa. De hecho, en la prensa
deportiva, la objetividad es una rara
avis.
Hoy se ha confirmado oficialmente lo que casi todo el mundo
daba por hecho y yo aún me resistía a asimilarlo: nos tenemos que volver a
despedir de Sitapha Savané, el gran capitán Taph. Resulta obvio que Taph
(siempre haciendo dúo con Jim) es uno de mis amores platónicos
baloncestísticos, pero es que además aporta una serie de valores al equipo e
incluso a la sociedad que resultan escasos en el mundo del deporte.
El Club Baloncesto Estudiantes ha anunciado su fichaje y no
es casualidad. No es sólo que Salva Maldonado, al igual que probablemente Pedro
Martínez, contarían con él siempre que se pudiese. La realidad es que Taph aún
tiene mucho que aportar en un equipo de baloncesto.
Resulta obvio que este último año no fue el mejor Taph del
Granca o el excelente pivot de la Penya, pero aun así, dio mucho al equipo. A
final de temporada su nivel era más que digno y pudo darle los minutos de
descanso que Alen Omić necesitaba. El papel de Savané no era el de ser segundo pívot,
para eso estaba Ovidijus Galdikas que no estuvo en ningún momento al altura de
las circunstancias. Fue por eso que Sitapha Savané tuvo que jugar muchos más
minutos de los que cabrían esperar al inicio del año. Finalmente Taph acabó por
ser el segundo pívot y, permítanme el atrevimiento, no estuvo fuera de lugar.
Año tras año Taph empieza con la vitola de “descartable” y se las arregla para
ser parte importante del equipo.
Pero no soy ningún loco. Si queremos un equipo competitivo
no podemos tener a un 2’01 de 39 años como segundo 5, ni siquiera aunque este
sea Taph Savané. Resulta comprensible que sean dos jugadores en el momento
álgido de su carrera los que lleven el peso mayoritario de minutos para poder
disputar las tres competiciones. Pero ¿Cuál debe ser el papel del famoso
“quinto pívot” o tercer cinco?
En este baloncesto moderno no puedes presentarte en un
partido con sólo dos cincos, si uno se lesiona, se carga de faltas o tiene el
día muy tonto puedes verte en un muy serio problema: sobre esto no parece que
haya debate. Ahora bien ¿Qué perfil debe tener ese quinto pívot?
Está claro que Berdi, Dios me perdone cuestionar sus
criterios, apuesta por una joven promesa como Anžejs Pasečņiks para cubrir esos
minutos. En muchos casos no jugará o lo que juegue sean los conocidos como
“minutos de la basura”, pero llegado el momento Anžejs deberá estar a la
altura.
Además, entre tanto, Anžejs pasará más tiempo sin competir
que haciéndolo, difícilmente podrá subir nivel si no se ve “obligado” a jugar a
gran nivel de forma inmediata.
En cambio, un veterano consagrado ¿Qué aportaría? Obviamente
no podrá jugar con frescura 20 minutos pero desde luego no pagará novatadas en
lo que juegue, ya se sabe que sabe más el demonio por viejo que por demonio.
Además, si ese veterano es Taph Savané deberemos añadir a los pros la impronta
que su personalidad da a la plantilla, su indiscutible liderazgo.
Mi hipótesis es que hubiera sido mejor un Anžejs cedido a un
equipo ACB (o de una liga potente de Europa) mientras que Taph hace las labores
de quinto pívot. Ya sea porque Berdi Pérez no lo vio así o porque Taph no
aceptó ese roll, el hecho es que esta hipótesis no se verá puesta a prueba.
Aunque alguno diga que esto es deporte profesional y que no
hay espacio para “romanticismos” creo muy sinceramente que Taph debería retirarse
en el Granca y recibir el cariño del GCA el día de su marcha. Realmente, más
que una competición pura, es un espectáculo deportivo y estos aspectos los
cuidamos más bien poco (cosa que sí hacen en la NBA).
Es un hasta luego, pero igualmente disgusta. Esperaremos con
ansia el regreso de Taph con el Estu y veremos tantos partidos del Estudiantes
como podamos, seremos un poco dementes.
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